martes, 3 de agosto de 2010

Amistad sorprendente

La naturaleza nunca dejará de sorprendernos. Y el mejor amigo del hombre nuevamente esta ahí.
No queda más que decir, solo disfrutar de estas imagenes.

domingo, 1 de agosto de 2010

Rehabilitación Física de Matí

Lamentablemente no tengo fotos de la llegada de Matí para que pudieran ver el cambio. Pero continuemos con su historia. ^_^
Una vez dentro de casa lo llevé hasta el patio trasero; caminaba con dificultad y cojeando de una de sus extremidades traseras dejando notar su mal estado.
Parecía un trapo maltrecho así que decidimos darle un baño, así es, un buen baño. Después de pasar tanto frío se merecía un baño con agua “calientita”. Me percaté que tenía un collar de cuero ya gastado y me dispuse a quitárselo. Costó trabajo pues su pelo estaba muy enredado así que tome unas tijeras y corté solo unos pequeños mechones para facilitar el baño y un poco del fleco que tapaba sus ojos; esa mirada jamás la olvidaré, una mirada de agradecimiento y disfrute del baño a pesar de esa lesión en su piernita.
Al pasar la mano sobre aquella extremidad temblaba, dando síntomas de dolor pero aún así no mostraba signos de agresión, esa conducta era buena para el dolor que seguramente estaba sintiendo. Al terminar el baño lo sequé con una toalla que perteneció a uno de mis antiguos compañeros.
Estaba agotado de sobrevivir, preparé el cuarto de lavado para que fuera su hogar momentáneo pues no sabía si estaba acostumbrado a hacer sus necesidades en los patios o en el pasto.
Le compré un poco de croqueta esperando que no sucediera lo mismo que con el pollo crudo que le ofrecí cuando apareció en mi puerta. Subí con un tazón de comida y un recipiente con agua. Le puse un puñado pequeño para que no le cayera de peso y para mi alegría y sorpresa comió muy bien.
Decidí dejarlo descansar, sin embargo sabía que esa patita necesitaba atención y debía saber si esa lesión era reciente o ya tenía tiempo. El tiempo corría en contra de él y su salud pues sin una
placa no sabíamos el estado exacto de su extremidad y el abanico de posibilidades era grande, podía ser dislocación, fractura, etc… y cada una con sus consecuencias.
Lo llevé al veterinario, su diagnóstico fue
fractura y luxación de cadera. Tratamiento: cortar la cabeza femoral. Fue un diagnóstico fuerte, pues no esperaba un tratamiento tan radical. La explicación fue que cuando los perritos tienen tiempo con una fractura así, es muy difícil que queden bien y puede ser por dos razones.
1) Debido al daño se puede volver a luxar y deberá ser operado continuamente.
2) Puede hacer
necrosis y complicar la salud.
Por fortuna mis padres son médicos y me explicaron que cuando una fractura así es reciente, no debería haber complicaciones y una muestra de que la fractura de Matí era reciente fue el dolor que sentía y la inflamación que presentaba en su pierna. Así que salí en busca de un especialista en ortopedia canina para una segunda opinión, un viejo conocido nuestro.
Tuvo que quedarse una noche en otra veterinaria y conoceríamos el diagnóstico al siguiente día. Al dejarlo su ojos me decían… no me dejes… fue una sensación muy triste sin embargo sabia que tendría que ser así.
Al día siguiente fuimos para saber el diagnóstico del ortopedista. Por un momento pensé que sería el mismo que el anterior …Y por fortuna NO fue así!!! ^_^. Nos explicó que la lesión era reciente y que eso incrementaba las posibilidades de éxito para reacomodar su extremidad sin necesidad de cortar nada.
Ese mismo día ya estaba en casa con una cortada enorme, rapado, cansado, pero en un buen lugar para pasar el invierno…!en un hogar!

Disculpas por tardar en la segunda parte y habrá más sopresas en el Blog
Muchas gracias por los comentarios.

martes, 15 de septiembre de 2009

Matí

Este es Matías su nombre significa" Regalo de Dios" y esta es su historia.

Era Noviembre de 2008. Era un día soleado; iba saliendo de mi casa e iba a subirme a mi carro. En aquellos días estaba devastado, había sufrido la perdida de mis mejores y más grandes amigos, mis compañeros de toda la vida(Rayo e Hicky). Aún no estoy preparado para hablar de ellos; ya llegará el momento.
Al momento de abrir la puerta de mi auto alcancé a percibir que algo a mi costado derecho se movía. Era un perrito, parecia un guiñapo y estaba asustado. Su aspecto y los sentimientos que tenía por la perdida reciente, me llevaron a mirarlo fijamente, sintiendome triste por su desgracia.
Sentí la necesidad de acercarme, sin embargo cuando vio que me acerqué retrocedió. Pensé, que seguramente ya le habia sucedido alguna mala experiencia con otra persona. Habia que hacer más lenguaje corporal para darle confianza. Así que me inqué, intentando mostrar una figura pacificadora como los perros hacen cuando se acercan sin manifiesto de agresión. Pero solo se quedó quieto, e incluso parecia retroceder. Entonces aún incado le di la espalda. Para hacerle ver que no tenía que temer. Bajé mi mano aún estando de espaldas y sentí su respiración. Mis movimientos tuvieron éxito, logré que se acercara. En uno minuto ya estaba sentado junto a mí. Ahí estabamos sentados en la banqueta. El buscaba mi mano para que lo acariciara. Sin embargo solo le di unas palmaditas muy suaves casi imperceptibles. Yo me tenía que ir así que entré a mi casa por alimento pero no tenía más que una pechuca de pollo cruda. Se la dejé en la puerta de mi casa, junto con un pocillo de agua, pues ahí se hace un nicho que probablemente le brindaría abrigo por un día. Se acerco cojeando, entonces vi las secuelas de una lesión que no había visto de primera instancia.
Me fuí pensando que le habia dado paz a su vida por unos momentos. Avisé a mis papás que había un perrito fuera de la casa, para que cuando llegaran lo dejaran descansar.
Regresé en la noche y el no había comido nada, solo tomado agua. Me preocupé, pues eso significaba dos cosas. O que no habia probado nunca carne cruda, o que estaba enfermo de algo grave que ya no quisiera ni comer... o ambas cosas. Me metí dejándole un pedazo de pan y esperando que así comiera algo...también le dejé una sudadera para que tuviera algo que le protegiera del frío.
Fue una noche muy fría el invierno se acercaba. Me levanté pensando que ya no estaría el perrito, pero al mismo tiempo esperanzado de verlo vivo, pues sus condiciones no eran nada buenas. Abrí la puerta y ahí estaba, me volteo a ver, no podía ver sus ojos pues su cabellito le cubría la vista. Hicimos junta familiar todos pensamos que habría que darle una oportunidad de vivir... Tomés un mecatito para atarlo, pues no sabiamos si adentro reaccionaría mal por desconfianza o por agresión por dolor , etc......y entonces cruzó la puerta de la casa para jamás salir...

La siguiente vez hablaré de la rehabilitación de Matí, tanto física como mentalmente.